WASHINGTON — Mitt Romney pasó apuros el viernes para enderezar su campaña presidencial, ante el descontento de sus propios correligionarios, nuevas señales de retroceso en las encuestas en estados indecisos y la acusación que le hizo el presidente Barack Obama, quien dijo que su rival «excluía a la mitad del país» en su búsqueda de la Casa Blanca.
Paul Ryan, compañero de fórmula de Romney, fue abucheado en la conferencia de la Asociación de Estadounidenses Retirados (AARP por sus siglas en inglés) en Nueva Orleáns cuando afirmó que el candidato republicano revocaría la ley de atención de salud promulgada por Obama, la cual completó la cobertura de medicamentos prescritos a los jubilados.
El legislador acusó al gobierno de debilitar al Medicare (el programa de atención médica para ancianos) y de tenerle miedo a la adopción de medidas severas y necesarias para estabilizar las finanzas de la Seguridad Social. El presidente «ha puesto la seguridad de su propio trabajo encima de la seguridad del retiro de ustedes», apuntó.
Obama refutó las aseveraciones de Ryan punto por punto en una presentación en video ante el mismo auditorio. Señaló que el plan republicano del Medicare significaría «nuevas ganancias por miles de millones de dólares para las compañías aseguradoras» y reemplazará las prestaciones ya garantizadas con vales que encarecerán la atención a los adultos mayores.
Romney hizo campaña en Nevada mientras sus colaboradores daban a conocer una declaración fiscal federal correspondiente a 2011 en la que se mostraba que el candidato y su esposa, Ann, pagaron al fisco federal 1,94 millones de dólares en impuestos por un ingreso de 13,7 millones de dólares.
Romney y su esposa pagaron una tasa fiscal efectiva de 14,1%, por abajo de la que se aplica a muchas familias debido a que las ganancias de la pareja provienen de inversiones.
El equipo de campaña de Romney también hizo pública la carta del médico del candidato en la que éste afirma que el ex gobernador de Massachusetts, a sus 65 años, tiene un estado de salud y físico apto para las demandas de la presidencia.
Los republicanos intentaban colocar de nuevo la economía en el centro de la atención de la contienda presidencial.
«Mientras que el presidente Obama y los demócratas intentarán distraer a los electores, Mitt Romney y Paul Ryan están concentrados en corregir la economía, hacer que los estadoundienses recuperen sus trabajos y garantizar un futuro mejor para nuestros hijos y nietos», aseguró en un comunicado el senador John McCain, candidato presidencial republicano en el proceso electoral de 2008.
En una entrevista grabada para el programa dominical «60 Minutes» de la CBS, Romney afirmó que su campaña «no necesita recuperación. Estamos empatados en la contienda con el presidente de Estados Unidos».
Sin embargo no paran las malas noticias políticas para Romney, al que le llueve sobre mojado desde la difusión de un video en el que él había afirmado que su tarea como candidato no era preocuparse por el 47% de los estadounidenses que él dice no pagan impuestos y se consideran víctimas.

El presidente Barack Obama reconoció que el mayor fracaso de su gestión es no haber aprobado una reforma migratoria.
Obama, por cierto, está más que listo para mantener viva la controversia. En un acto de campaña en Woodbridge, Virginia, Obama se defendió de los golpes de Romney con la misma declaración del candidato republicano de que el cambio era imposible desde el interior de Washington.
«No puede suceder si se excluye a la mitad de la nación antes de tener la presidencia», apuntó Obama.
El mandatario señaló que la Seguridad Social y el Medicare no son «dádivas» y afirmó que defenderá las prestaciones para los jubilados de la actualidad y las generaciones futuras.
«No son dádivas. Ustedes pagaron por esos programas durante toda la vida. Ustedes se los ganaron», dijo Obama en su mensaje a los miembros de la AARP.
Obama respondió a preguntas de los miembros de la AARP que asistieron a la conferencia en Nueva Orleáns, llamada «Life(at)50+» («La vida a los 50 y después»).